Artículo generado por la Psicóloga Paola Atencio
¿Qué es el lamento?
Eso de que no sirve de nada “lamentarse pensando en cómo hubiese hecho las cosas de manera diferente” … ¡es cierto!, pues lamentarse no sirve de nada, pero abrirse un tiempo y un espacio en el que tú mismo decides sentarte y reflexionar en cómo hubieses podido hacer las cosas de manera diferente, es un modo de extraer un aprendizaje de aquello que viviste, para que a posterior no repitas -al menos con la misma intensidad- Porque, aunque no se repita la misma experiencia dos veces, si repetimos elementos inconscientes en próximas vivencias. ¡Esto si sirve para algo!
Lamento: tristeza, queja, desazón, aflicción. Sentir pena, contrariedad, arrepentimiento.
La Función del lamento en nuestra vida
El lamento es una emoción que viene con un pensamiento, ese pensamiento comúnmente es un recuerdo de algo no agradable, de algo que hubieses querido que fuese diferente. Es natural sentir en algún momento querer que algo fuese o sea distinto.
Pero ¿qué pasa cuando el lamento se prolonga?, piensa en las veces que te has lamentado: puedes pasar minutos incluso horas dándole vueltas a ese pensamiento; esto a su vez te quita energía para crear algo nuevo en tu trabajo, estudios, experiencias personales, etc.; te aíslas de manera física y/o mental; puedes llegar a sentir irritación, frustración, tristeza; y todo esto evita que produzcas una solución, algo nuevo que hacer en cuanto al presente y -obviamente- hacia el futuro. Podríamos decir que, el lamento te deja sabiendo lo que pasó y te da cierta certidumbre de lo que puede pasar -aunque sea lo que no quieres-.
El ser humano es capaz de vivir lo mismo una y otra vez (mentalmente, emocionalmente y a nivel de experiencia) -aunque se queje- con tal de sentir que sabe lo que viene; es decir, evitar el sentimiento de incertidumbre que produce lo nuevo. El lamento precisamente te mete en un círculo, en una repetición, en donde no te permites ver y hacer algo distinto. Es decir, evita que te enfrentes al sentimiento de incertidumbre, que si bien es cierto es difícil, también es necesario aceptarlo si se quiere hacer algo distinto.
Por más que nos lamentemos porque queramos que algo sea diferente, muchas veces de manera inconsciente lo evitamos, y el lamento es una manera muy habitual en lograrlo.
¿Cuál es la definición de pensar?
Pensar es una acción casi siempre involuntaria. Muchos de nuestros pensamientos vienen sin que nosotros estemos conscientes de ellos. En cambio, la reflexión, sí es una actividad consciente, en tanto que nos apropiamos del pensamiento para abstraer un conocimiento a partir de la reducción de ese pensamiento. Consiste en pensar, pero no de cualquier manera. Es pensar con detenimiento.
¿Cuál es la definición de reflexionar?
Pensar es una acción casi siempre involuntaria. Muchos de nuestros pensamientos vienen sin que nosotros estemos conscientes de ellos. En cambio, la reflexión, sí es una actividad consciente, en tanto que nos apropiamos del pensamiento para abstraer un conocimiento a partir de la reducción de ese pensamiento. Consiste en pensar, pero no de cualquier manera. Es pensar con detenimiento.
La importancia de poner límites
Cuando digo que puedes tomar la decisión de darle un espacio y un tiempo a ese pensamiento acompañado de la emoción del lamento, ya te ubicas en la posición de ser responsable y no víctima, y esto es diferente a sentir que ese pensamiento te domina.
Es como sentarte a dialogar con ese recuerdo, por ejemplo: Viene a ti un pensamiento que es un recuerdo cargado de lamento, no luchas en desecharlo, pero tampoco te quedas rebobinando en la queja; entonces te detienes y piensas de manera reflexiva, puede surgir una conclusión o una pregunta, por ejemplo “¿cómo lo hubiese hecho diferente?”; te darás una o más repuestas, y la que sea que venga a tu mente en ese momento ¡tómala!, (esa repuesta responde al momento, no tiene que ser definitiva, ni una fórmula para todo).
De ese recuerdo/pensamiento recurrente que causa aflicción y que cada vez que aparece te sientes entrar en el bucle del lamento, surgirá una reflexión (refracción, destello, brillo, vislumbre, centelleo, fulgor.). Esto te permite ponerle limites a esa sensación desagradable, y además a producir algo diferente.
Se que en la teoría es “fácil” decirlo, pero en la práctica es distinto. En mi experiencia te digo que, cuando esta teoría te cuesta ponerlo en práctica en tú vida desde una experiencia de análisis es posible salir del lamento.
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